¿FUERON ENGAÑADOS LOS ESCOCESES?
Sin embargo, como comentamos no
existía claramente un movimiento político (al menos de cierta importancia) que
abogara por la recuperación de la soberanía.
A principios del SXXI fue
creciendo la corriente política que defendía una separación del Reino Unido y
la vuelta al antiguo reino de Escocia. Ciertamente esta circunstancia se daba
ya cuando Gran Bretaña pertenecía de pleno derecho a la Unión europea. En
muchos países esta pertenencia oscureció sentimientos nacionalistas antiguos,
aunque en otros no ha sido así.
Pues bien, hace no más de una década el movimiento nacionalista e independentista encabezado por el Partido Nacional Escocés (SNP), alcanzó tal importancia que el gobierno del primer ministro David Cameron decidió pactar con ellos la celebración de un referéndum sobre la independencia. Esta decisión de Cameron fue muy criticada, pero él argumentaba que tenía que cerrar el problema y a su juicio solo podía suceder con los resultados de una consulta política.
Manifestación por la independencia de Escocia en Glasgow. (2.11.2019).
El referéndum para decidir si
Escocia debería ser un país independiente, tuvo lugar el 18 de septiembre de
2014. La pregunta, siguiendo las recomendaciones de la Comisión
Electoral del Reino Unido, fue: «¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí
o No».
Para aprobarse la propuesta de la independencia, los resultados del referéndum requerían de una mayoría simple. Con algunas excepciones, todos los ciudadanos de la Unión Europea o de la Mancomunidad de Naciones residentes en Escocia de 16 o más años podían votar, un total de unos 4,3 millones de personas.
Finalmente, el «No» a la
independencia se impuso con el 55,3 % de los votos, frente al 44,7 % de los partidarios de la secesión. Hubo una participación de 84,6 %, inusualmente alta para una
consulta en Escocia.
El Ministro Principal de Escocia,
Alex Salmond, y su Partido Nacional Escocés estuvieron a favor de la campaña
independentista. El primer ministro británico, David Cameron, y la mayoría de
los otros partidos políticos del resto del Reino Unido estuvieron a favor de la
continuación de la unión entre Escocia y el Estado británico.
Uno de los argumentos principales
que el gobierno central británico y los partidos no secesionistas usaron para
convencer a los electores escoceses de que votaran no a la independencia, era
la pertenencia del Reino Unido a la Comunidad Europea.
Este argumento era muy decisivo,
ya que efectivamente la Unión Europea no reconoce como miembros a los países que
se hayan separado de un país miembro de pleno derecho. Por ello se les decía a
los escoceses, que si se independizaban, también dejaban de pertenecer a la
Unión Europea, situación que no deseaban la mayoría de ellos, por lo que fue
posiblemente esto lo que inclinó la balanza del resultado hacia el no.
Simultáneamente, en el Reino
Unido fue creciendo el movimiento favorable a la salida de la Unión Europea
(Brexit), hasta el punto de que el gobierno convocó un referéndum para
preguntar a los ciudadanos de todo el Reino Unido si deseaban abandonarla. De
todos es conocido, que por un margen muy ajustado venció el sí, y en estos
momentos estamos a punto de que se consume de forma definitiva la separación.
Paradójicamente, muchos escoceses
piensan ahora que fueron de alguna manera engañados, porque las condiciones en
las que se celebró el referéndum han cambiado, y por tanto ahora votarían sí a
la independencia, por una Escocia soberana y perteneciente a la Unión Europea.
Por ello. la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, reivindica que se repita
la consulta, para que los escoceses sabiendo la situación actual, decidan libremente
su futuro.
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